Disciplina para triunfar en la carrera de la vida


Publicado en “El Encuentro con Dios"
de la Unión Bíblica
Hebreos 12:1-11

1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; 5 y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; 6 Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. 7 Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque;qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? 8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. 9 Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. 11 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.

     No es lo mismo participar en una carrera de velocidad que en una de fondo. Mientras en las de velocidad se requiere una reacción explosiva y momentánea, en las de fondo se precisa de gran resistencia, coordinación y sobre todo mucha paciencia. La vida en Cristo es, sin duda, una carrera de fondo y además con obstáculos. Al igual que una competencia atlética, es necesario prepararse debidamente para correr en esta carrera y triunfar con la ayuda del Señor.
    Las condiciones adecuadas. Así como un corredor planifica cuidadosamente, así nosotros, como hijos de Dios, debemos hacerlo. El pasaje nos invita a prepararnos de tres maneras. Primero, debemos despojarnos de cualquier peso extra o pecado que impida nuestra libertad de movimientos. Adicciones, malos pensamientos o resentimientos son la clase de lastre que debemos desechar radicalmente si hemos de correr con éxito esta carrera de la vida. Segundo, hemos de ejercitarnos en la paciencia, la cual nos permite ir paso a paso, sin desesperación; sin apresuramientos o impulsos. Tercero, hemos de fijar la mirada en el ejemplo de Jesús, quien soportó dificultades, sin dejar de vislumbrar el triunfo gozoso que lograría al final. Así, en lugar de quejarnos por los problemas, hemos de enfocarnos en el Señor, quien nos dejó su ejemplo de victoria e integridad a toda prueba. Solamente así podremos derrotar la amenaza del pecado. ¡A prepararse, entonces!
     La disciplina adecuada. El éxito de un atleta no solo depende de su talento, sino que incluye muchos límites y rigores físicos y mentales. Por ello, Dios, como Padre amoroso, ejercita a sus hijos en la disciplina. Además, la corrección es deseable, ya que experimentarla es una clara señal de que estamos en la carrera; es decir, que somos hijos del Señor. La reprensión de Dios tiene intenciones formativas beneficiosas para sus hijos. El texto menciona las siguientes metas específicas: “santidad”, “justicia” y “paz” (Heb. 12:10-11). Aunque puede ser desagradable, la disciplina divina motiva al debilitado en la carrera cristiana a levantarse y continuar. Como ves, es necesario limitarse de lo malo, ejercitarse en lo bueno y aprender a vivir bajo las normas del Señor. Ese es el secreto del éxito.





¿Qué peso llevas en tu vida y que debes abandonar para correr libremente? ¿Qué haría Jesús si enfrentara las dificultades que tú enfrentas? ¿Puedes dar gracias a Dios por su disciplina formativa?

Señor, ayúdame a correr esta carrera de manera correcta,
abandonando lo malo y siguiéndote a ti, que eres mi máximo ejemplo.

¿Eres calvinista o arminiano?

Publicado en
“El Bunker"
Shock 105.3 FM
Hace unos años, tuve la oportunidad de participar en una sección de preguntas teológicas en el programa de radio “El Bunker”, dirigido por mi amigo, Howard Andruejol en la recordada emisora guatemalteca Shock 105.3 FM. Esta fue la primera de las secciones de preguntas. En esa ocasión, respondíamos a “¿Eres Calvinista o Arminiano?”. Como la controversia entre ambas posturas teológicas, aún es de actualidad, publicamos en esta ocasión de nuevo el audio de esa sección.


Hacia el triunfo pasando primero por el sufrimiento

Publicado en “El Encuentro con Dios"
de la Unión Bíblica
Hebreos 11:32-40
32 ¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; 33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 34  apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. 35  Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 36  Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 37  Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 38  de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. 39  Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; 40  proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros. 
“Ven a Cristo y tus problemas se acabarán”, parece ser el mensaje que muchos predican hoy. Los obstáculos y las dificultades son descartados como producto de la infidelidad o el castigo de Dios. Sin embargo, la Escritura afirma que no solamente es posible atravesar sufrimientos aun siendo fieles al Señor, sino que quizá sea necesario. A la vez, las aflicciones por Cristo poseen cierto honor, ya que son estimados por el Señor como un sacrificio de los fieles para su gloria.
            Los trabajosos triunfos por la fe. Permita que la lista de triunfos de estos héroes llene su mente: alcanzar altas metas, sobrevivir en condiciones de muerte, sacar fuerzas de donde no las hay. Son logros impresionantes en medio de condiciones adversas. Todos ellos fueron alcanzados por la fe en el Señor; ninguno de ellos con comodidad. La fe no implica necesariamente facilitar las cosas o hacer más sencillos los triunfos. Todas las victorias que valen la pena cuestan mucho trabajo. Si estás sintiendo que la lucha es demasiado sufrida, pregúntate si esa batalla es justa y si honrará a Dios. Si tu respuesta es “sí”, entonces pelea con nobleza la buena batalla y busca el triunfo para el Señor. Ya sea una meta que busques alcanzar, un mandato que quieras obedecer o un pecado que necesites abandonar, la victoria será el mejor regalo que puedes alcanzar aun en medio de la oposición. 
            Las nobles dificultades por la fe. El pasaje testifica que muchos de los antiguos héroes se encontraron con dificultades, aun mostrando plena confianza en Dios. Burlas, castigos, prisiones y persecuciones fueron algunos de los conflictos que estas ejemplares personas tuvieron. Al ver semejante lista, uno podría etiquetarlos como fracasados o frustrados. Sin embargo, el Señor tiene una evaluación diferente. De hecho dice que sufrieron valientemente por una causa tan noble que “el mundo no era digno” de ellos. En otras palabras, el que sufre por Dios es mejor que el mundo que lo rodea. ¡Qué impresionante testimonio! Tú también puedes afrontar los problemas con este sentido de dignidad. La fe te lleva a luchar con integridad y te coloca en el estrado de honor del Señor.
¿Estás dispuesto a enfrentar las dificultades que vienen al seguir a Cristo? ¿Estás consciente de que eres un guerrero del Señor? ¿Cómo puedes darle honor a Dios en medio de tus problemas?


Señor, en medio de los triunfos, recuérdame que la victoria es solo para ti, y en medio de las dificultades, recuérdame que es un honor sacrificarme por la gloria de tu Nombre.

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