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COVID-19: Una crisis complicada (Libro)

Unos días después de iniciada la emergencia por el nuevo coronavirus en el mundo, los hermanos del Seminario Bíblico Centroamericano de Honduras le encargaron a este servidor escribir un documento que presentara una perspectiva teológica de la crisis. El propósito principal era que se convirtiera en una herramienta de consulta y orientación para pastores y líderes de las iglesias. Conforme se avanzó en el proyecto, se vio que podría ser de utilidad para otros hermanos en la fe y para personas interesadas en conocer el punto de vista cristiano, proveniente de la Escritura acerca de esta inesperada situación mundial.

Al terminar el documento y comenzar a compartirlo, el pastor y amigo personal, Abner Mejía, tuvo la idea de convertirlo en un pequeño libro para que fuera más fácil su lectura y su acceso a más personas. Como dice en la introducción de la pequeña obra, la intención es que sea un punto de partida para el diálogo fructífero que lleve a un mejor pensamiento sobre el tema, así como el inicio de proyectos que exalten al Señor y ayuden a muchas personas en necesidad durante este tiempo de crisis. Agradezco a las personas que, amablemente, colaboraron en la confección de este librito.

Aquí dejo el libro en su totalidad en un formato que se puede leer.



La fortaleza de la espera


Publicado en "El Encuentro con Dios"
de la Unión Bíblica


Hebreos 11:8-22

Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; 10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 11 Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 12 Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar. 13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se averg:uenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. 17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, 18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir. 20 Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 21 Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón. 22 Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos.

¿Has notado que a nadie le gusta esperar? Es que todos quisiéramos eliminar lo más pronto posible aquello que es desconocido. Sin embargo, la fe implica esperar. Aunque la espera en sí no es agradable, lo cierto es que, de una manera inexplicable pero verdadera, el aprender a confiar en el Señor produce una inesperada fortaleza que nos guía a actuar de una manera segura. ¿Cómo se produce ese proceso? El pasaje de hoy nos da algunas pistas. 
La espera nos enfoca en el cumplimiento. Abraham emprendió su viaje con mirada puesta en la promesa de una tierra y una familia. Él esperó tanto que incluso vivió como que si esa dádiva no se cumpliría. ¿Qué le dio fuerzas? Sin duda, fue el dirigir su mirada hacia la promesa misma y su cumplimiento. Si alguna vez asoma la desesperación porque las promesas parecen tardar, concentremos la mirada en el feliz momento en el que Dios cumplirá lo que ha prometido. Esa actitud nos renovará las fuerzas para continuar confiados nuestra vida en Él.
La espera nos da fuerzas para hacer lo imposible. En plena vejez y sin esperanzas para tener hijos, Sara recibió fuerzas para dar a luz y ser la madre de una numerosa nación. Ella no fijó su mirada en lo imposible de la situación, sino en la fidelidad del Señor. Cuántas veces nos hemos desanimado porque enfrentamos una situación aparentemente sin salida. En ese momento, deja que la fe en Dios te sostenga y te haga vislumbra una perspectiva distinta de tu situación.
La espera nos impulsa a obedecer. La obediencia no necesita de la lógica para funcionar. Si una autoridad ordena, debemos cumplir. Abraham tomó la “ilógica” decisión de sacrificar al hijo que era el cumplimiento de la promesa divina. La razón provino de su confianza en el poder de Dios para cumplir lo que había prometido. ¡Qué impresionante! Nuestra fe no se manifiesta en sentimientos superficiales, sino en la obediencia confiada en nuestro Señor.
La espera nos impulsa hacia el futuro. Isaac, Jacob y José actuaron dando por hecho el futuro y el de sus hijos. Aquí es cuando la espera se proyecta hacia adelante y ve con optimismo lo que sucederá. ¡Esa es la fe que nos sostiene y nos da seguridad para actuar hoy!

¿Te has desesperado porque no ves la respuesta de Dios? ¿Puedes ver que la esperanza en el Señor te dará las fuerzas para continuar? ¿En qué promesa imposible puedes confiar hoy?


Señor, ayúdame a esperar en ti. Dame la fortaleza para vivir en obediencia contante.


Sufrimiento y Tarjetas de Navidad

¿Qué le dices a una persona en Navidad cuando sabes que está sintiendo una tristeza muy grande? Es fácil envolverse en la alegría de las fiestas y olvidar que para muchos está será una época difícil de atravesar. Las posibilidades son varias:

1) Hacer como que si nada malo estuviera ocurriendo y más bien contagiar a quien sufre con el "espíritu navideño". Después de todo, se supone que esta es una época para celebrar. Sin embargo, pronto te das cuenta que esta alternativa muestra insensibilidad y hasta un poco de crueldad.

2) Si no sabes qué decir, entonces no dices nada. Te alejas prudentemente y esperas que se le pase la tristeza al que atraviesa el dolor. Muchos incluso dicen "Es que no soy bueno para estas cosas", por lo que se quedan callados. La verdad es que esta alternativa es solo parcialmente útil. Es cierto que es mejor el silencio que las palabras inadecuadas, pero si la persona es cercana a ti, más que palabras específicas, necesitará tu presencia y tu voz expresando amor de maneras claras, variadas y creativas.

3) Utilizas las conocidas frases: "Sé como te sientes", "te acompaño en tu pena" o alguna de sus variaciones. En realidad, quizá sea mejor el silencio que utilizar una de estas fórmulas prefabricadas y artificiales, sobre todo porque en el fondo no es verdad que sabes cómo se siente la otra persona, ya que las penas y tragedias y los sentimientos que provocan son únicas para cada persona.

4) Te dedicas a dar explicaciones teológicas o bíblicas de por qué sucede lo malo y qué clase de propósitos perfectos tiene el Señor en el mundo. Esta opción, aparte de ser fría y calculadora, hace que falles en tu afán de traer consuelo o fortaleza a la persona. Además, en la Biblia, Dios generalmente no da explicaciones complejas acerca de lo que sucede en el mundo. Lo que sí hace es que acompaña a los que sufren y llora con ellos, permitiendo misteriosamente lo malo, controlando sus efectos y a veces transformando las circunstancias de manera poderosa. La fe nos sostiene en medio de esas circunstancias.

5) Quizá lo mejor, en medio de todo, es dedicar un tiempo para reflexionar en las razones por las que la otra persona está triste y tratar de identificarse con su dolor, expresándolo a través de una nota, una tarjeta o una carta personal. Esto implica, por supuesto, apartar tiempo para pensar y ponerse en sus zapatos para comprender las luchas, los sentimientos y las dificultades que está enfrentado la persona. Luego, después de expresarlo de manera sincera y con claridad, es necesario hacer acto de presencia para apoyarla y realizar actos de bondad y misericordia para con ella. Así, podría ser que necesite comprar algo o quizá necesite realizar alguna acción que facilite el regreso a su vida diaria. Además, un "estoy contigo para lo que necesites" siempre se agradece.

De todas maneras, el dolor y el sufrimiento siempre están allí, pero cuando se atraviesa con seres amados alrededor, parece producirse un consuelo fortaleza espiritual que ofrecen algo de descanso y fuerzas para continuar. Si en esta Navidad tienes amigos, familiares o conocidos que están atravesando una situación difícil, quizá sea una buena oportunidad para seguir el consejo bíblico de "llorad con los que lloran" (Rom. 12:15). Esa también es una manera de honrar al Señor de la Navidad.

Estas reflexiones son producto de un artículo escrito por Kay Warren, esposa del famoso pastor y escritor Rick Warren, el cual lleva por título "Ya no envíen tarjetas de Navidad alegres", publicado por la revista Christianity Today. El artículo está en inglés y posee unas interesantes ideas escritas por una madre que perdió a su hijo Matthew, pero que la siguiente Navidad siguió recibiendo tarjetas alegres.

Aquí el enlace:

Artículo de Kay Warren: "Dejen de enviar tarjetas de Navidad alegres"

Una restauración más que anhelada



    

Miqueas 4:
 Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. 2 Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 3 Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra. 4 Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado. 5 Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre. 6 En aquel día, dice Jehová, juntaré la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí; 7 y pondré a la coja como remanente, y a la descarriada como nación robusta; y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para siempre. 8 Y tú, oh torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sion, hasta ti vendrá el señorío primero, el reino de la hija de Jerusalén. 9 Ahora, ¿por qué gritas tanto? ¿No hay rey en ti? ¿Pereció tu consejero, que te ha tomado dolor como de mujer de parto? 10 Duélete y gime, hija de Sion, como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad y morarás en el campo, y llegarás hasta Babilonia; allí serás librada, allí te redimirá Jehová de la mano de tus enemigos. 11 Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti, y dicen: Sea profanada, y vean nuestros ojos su deseo en Sion. 12 Mas ellos no conocieron los pensamientos de Jehová, ni entendieron su consejo; por lo cual los juntó como gavillas en la era. 13 Levántate y trilla, hija de Sion, porque haré tu cuerno como de hierro, y tus uñas de bronce, y desmenuzarás a muchos pueblos; y consagrarás a Jehová su botín, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.


     La tierra está al borde del desastre. Las guerras, la explotación descontrolada de los recursos naturales y la falta de cuidado están a punto de hacer colapsar el planeta. Para muchos, la solución pasa por estrategias tales como campañas de cuidado del ambiente, cambios en las condiciones políticas de los países o acuerdos internacionales sobre controles de armas. Aunque estas medidas son de ayuda, el pasaje de este día nos recuerda que la esperanza última de la tierra es la acción del reino de Dios.

       La primera parte del capítulo dice que algún día todas las naciones buscarán instrucción acerca del Señor. Esta afirmación nos recuerda que cualquier esperanza se origina en el conocimiento de Dios y no en abandonarlo. De hecho, sobre la base de la corrección divina, las naciones hacen un cambio radical en su manera de vivir. Las intenciones guerreristas y agresivas se transforman en proyectos unificados y creativos que buscan hacer producir la tierra. Las armas desaparecen y se convierten en instrumentos de trabajo y productividad al servicio de la humanidad. Este anuncio, que pareciera ser solamente el sueño de un grupo de idealistas, es el plan del Señor para este mundo.

        En cuanto al pueblo de Dios, que en el Antiguo Testamento transita por el camino de la rebeldía, la idolatría y el fracaso, hay una promesa de restauración llena de ternura y perdón. Así, el Señor promete recoger a los fieles y reinar sobre ellos. Aunque en el momento de la profecía, los fieles sufren debido al pecado de la nación, se ratifica su regeneración motivada por el amor de Aquel que es proclamado como su Rey. Solamente un Dios de amplia misericordia, de infinito poder y de incomprensible amor puede ofrecer esta clase de perdón a sus hijos.

La esperanza es uno de los valores principales de la fe cristiana. El pasaje de este día podría llegar a parecer un poco ingenuo, pero sin duda, los seres humanos anhelamos esta transformación y hoy es posible anticiparla por medio de nuestra conducta como hijos del Rey del universo.


      ¿Confías en el cumplimiento de las promesas del Señor a nivel global? ¿Eres un modelo de trabajo y productividad como los que planea el Señor para el mundo?

Señor, confío en tus maravillosas promesas para la humanidad. Permite que mi trabajo, mis valores y mis acciones sean un anticipo de lo que tú harás en el mundo. Amén.
 

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